Generación Ni-Ni, sin escrúpulos ni pelos en la lengua
Jóvenes ineptos, insolentes, maleducados y un sinnúmero de adjetivos más que se podrían añadir a la lista son con frecuencia y por desgracia, nunca mejor dicho, protagonistas de los grandes titulares de las pantallas televisivas. Encima eso, protagonistas. Y lo peor es que ellos así se consideran: estrellas.
Se trata de un grupo de héroes o heroínas, personajes que admiten no querer aspirar a más. Pero, ¿es que alguna vez han aspirado a tener, a sentir, a querer conseguir algo para sí mismos? ¿Qué va a ser de esa clase de jóvenes a la que llaman generación Ni-Ni y que no pretende cambiar? Que se sienten muy a gusto como están, que creen gozar de la vida como los que más y que no se detienen a meditar sobre ello ya es un hecho. De ello no cabe la menor duda.
Gente sin escrúpulos ni pelos en la lengua que, al parecer, no sólo no se conforma con ni trabajar, ni estudiar, ni hacer nada en general, más que estar botados en el parque con sus colegas, salir de fiesta y no aparecer durante tres días… sino que además parecen orgullosos de lo que hacen. Queda claro que para alguien como yo, a estos hipócritas de la realidad social debería no sólo llamárseles generación Ni- Ni, sino, a ser posible, Ni- Ni- Ni.
Algunos creen que estamos ante una nueva generación perdida; otros, en cambio, creemos que no son más que engendros sin sangre, sin personalidad, pero con unos padres que consienten de por demás.
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