Fuente de la fotografía: Wikimedia commons
A pesar de que la constitución Libia de 1969 prohíbe la discriminación por motivos de raza, sexo, religión, incapacidad, lengua o estatus social siguen prevaleciendo las practicas tradicionales, en las que la mujer se encuentra en una posición claramente inferior a la de los hombres, hasta el punto en el que ninguna mujer puede viajar al extranjero sin el permiso expreso de su marido, o en caso de no ser casada, de su padre o hermano.
La violencia en contra de las mujeres sigue estando a la orden del día, desde la mutilación genital femenina a las jóvenes de algunas tribus nómadas, hasta la violencia doméstica, donde los familiares y amigos cercanos jamás intervienen en defensa de la mujer debido a que es visto como un asunto privado entre los cónyuges.
A pesar de todos estos datos negativos sobre la situación de la mujer en este país africano, es importante señalar que desde los años 70 la diferencia educacional entre hombres y mujeres se ha ido estrechando. Es cierto que éste fenómeno no es un reflejo de todo el país, es más común en las grandes ciudades y en las mujeres menores de 35 años, quienes han ido, poco a poco, entrando en el mundo laboral. Las mujeres mayores y las que viven en centros rurales prefieren vivir su vida de una manera más tradicional, muchas de ellas no van a la escuela y les inculcan a sus hijas que el deber de las mujeres es servir al hombre.
Todavía queda mucho camino por recorrer hasta que la mujer alcance la total igualdad en el mundo entero, y en especial en estos países que se encuentran bajo regímenes totalitarios, donde los derechos fundamentales no son la prioridad para el gobierno.
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