miércoles, 30 de marzo de 2011

La hábil ambición por una verdad casi impune



El secreto de sus ojos, 2009. Argentina.
Fecha de estreno: 25/9/2009
Duración: 129 minutos
Género: Drama


Axel K. con el Óscar por El secreto
de sus ojos
Juan José Campanella, cuyas películas El hijo de la novia (2001) y El secreto de sus ojos (2009) han sido nominadas a los Óscar, consiguiendo esta última el Óscar como mejor película extranjera y un Goya como mejor película hispanoamericana, no se conforma con poco. De nacionalidad argentina, consiguió la nacionalidad también española en 2006 por carta de naturaleza, una concesión especial del Reino de España a personas de diversos méritos. Nunca mejor dicho: merecidos.

Y así lo demuestra en su última aportación, donde parecería inverosímil, fabuloso e, incluso, si se permite, irracional considerar este triunfante drama como algo ajeno a nuestra consciencia, a nuestro espíritu emocional y a nuestras ansias poco menos que progresistas en la búsqueda de la verdad acerca de un determinado crimen. Y, más aún, teniendo en cuenta el tipo de falta y la sucesión de los acontecimientos que tienen como fin último la muerte. ¿O acaso la sociedad española no se ha visto influenciada, y consecuentemente emocionada por la muerte de jóvenes como Sandra Palo, Cristina Martín, las niñas de Alcásser? ¿Y qué decir de Marta del Castillo? A más de uno le gustaría estar, si no lo está ya, en el mismo puesto en el que se encontraba un fantástico Benjamín Espósito, quien vive un sin vivir en El secreto de sus ojos y a quien se debe la resolución del enigma que tenía por finalidad resolver un crimen que lo había aturdido durante 25 años. 

En ella se aprecia con total claridad un guión muy currado (si se me permite la expresión), muy ceñido a aspectos propios de la realidad y donde se puede constatar la nacionalidad argentina a leguas. Muchos consideran que se debería haber apostado por un lenguaje más castellanizado, más español. No obstante, no hay que olvidar, o mejor, habría q recordar que el argentino también forma parte del castellano.  Además, forma parte de la propia integridad personal del espectador instruirse, situarse y, si se quiere, poco menos que envolverse del fenómeno de la aculturación para poder concretar y contextualizar los hechos acaecidos y relatados en El secreto de sus ojos.

En fin, una historia tan dramática como romántica, apasionada y emotiva cuyo “misterio”, en principio, parece no tener fin, pero que luego te engancha de la cabeza a los pies, dejándote casi sin aliento con el que respirar, y permitiéndote hablar con tan sólo observar.

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