Los siguientes post van directamente dirigidos a los jóvenes estudiantes de cualquier carrera de Ciencias de la información, en especial para los futuros periodistas. Para nuestro análisis utilizamos grandes teóricos de la comunicación como Neuman, Berardi, Benjamin y Castells.
Los teóricos aseguran que estamos viviendo la era de la información, un mundo que se mueve a gran velocidad, las tecnologías cambian constantemente, estamos sobresaturados de información que vienen desde todas partes y a todas partes.
Hace más de dos mil años que se comenzó, tímidamente, a distribuir noticias, por medio de la prensa escrita, este fue el Acta Diurna. Ya en el imperio romano, Julio Cesar hacia circular noticias sobre la república romana, en aquellos tiempos estas noticias no tenían gran repercusión, debido a que no muchas personas podían leer, y que las cantidades de copias para distribuir no podían ser muy altas.
La imprenta ayudó a dar un salto a la prensa escrita, ahora se podían realizar grandes cantidades de copias, en poco tiempo. Desde la invención de la imprenta, la información escrita comenzó a dar pasos agigantados, hasta llegar al punto donde se llegó en el siglo XX, donde los periódicos se comenzaron a vender “como pan caliente”.
Varias circunstancias ayudaron a esta proliferación, primero que el índice de analfabetismo comenzó a disminuir considerablemente, y segundo, que ya se podían hacer más copias en menos tiempo, para poder distribuirlas en una distancia geográfica mayor.
Junto a los cambios de la prensa escrita, también comenzó a dar grandes pasos la radio. En 1986, Marconi fue el primero en obtener una patente de radio.
Según muchos teóricos, la prensa escrita y la radio están llegando a su fin, donde se van a ver sustituidas por el Internet.
La televisión, a pesar de que cada día Internet ofrece los mismos servicios o más de lo que ella ofrece, sigue en pie, intentando mantenerse viva, a pesar de los avances tecnológicos.
Desde la aparición del Internet, la libre circulación de información se ha convertido en nuestro día a día, escuchamos la radio desde Internet, vemos la televisión en Internet, hablamos por teléfono por medio del Internet, la vida del hombre moderno gira en torno al Internet y el resto de medios de comunicación, como el teléfono móvil, la televisión, la radio, incluso la prensa escrita, que muchos ya aseguran que su desaparición es inevitable.
Avasallados por todos estos avances tecnológicos, muchas veces olvidamos que solo una pequeña parte de al población mundial es parte de esa red que creemos que esta al alcance de todos. Nuestro etnocentrismo no nos permite ver, que la mayoría de la población mundial no tiene una cuenta en Facebook, es más, ni siquiera tienen acceso a un ordenador.
Pensamos y decimos recurrentemente “Quien no está en Facebook, no existe” (o en cualquiera de las redes sociales), y en parte, esta frase refleja una cruda realidad, para una parte del mundo, el mundo occidental, todos aquellos que no tiene accesos a las nuevas tecnologías parecen no existir.
Para los grandes “monstruos” de las comunicaciones, no es rentable mostrar toda esta parte de la sociedad que vive al margen de la mal llamada modernidad en la que vivimos, donde tantas personas son excluidas. Según Berardi, en su “teoría felicista” existen dos grandes corrientes intelectuales; una derivada de la política conservadora, con un profundo miedo a la innovación, y otra que se basa en la exaltación de la economía capitalista. Estos últimos son las grandes trasnacionales que se benefician con el cambio que está viviendo la sociedad actual, son intereses meramente económicos los que mueven a este sector de la sociedad. Para entrar en profundidad con la cuestión que nos planteamos es necesario dar una breve explicación sobre la era de la información, y la manipulación.
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