Está visto que algunos políticos deberían dedicarse a eso del humor. Algunos ejecutan cada brillante píldora en sus frases que son dignas de analizar. Así defendía el alcalde de Madrid su decisión de prohibir una procesión atea que se programaba para el jueves santo, según sus propias palabras: "la convocatoria queda fuera del espíritu de tolerancia que caracteriza a Madrid" ya que esta se podría considerar como "una burla hacia la fe de los madrileños". Y adiós, muy buenas.
Llevamos, los ateos, tolerando las incongruencias y sinsentidos perpetrados por la iglesia católica y sus discípulos desde hace más de dos mil años. Y aquí seguimos. La población católica tiene todo el derecho de profesar su fe de todas las maneras posibles, a golpe de imposición y de ruidoso escándalo. Pero solo ellos pueden hacerlo, por lo visto.
No sé que les pasa a los políticos con la Iglesia, que bajan la cabeza a la primera de cambio. Todavía entiendo el caso de los populares, pero es que ni el Gobierno Central es capaz de plantarle cara. Que tengamos que gastarnos un dineral cada vez que el Papa decida darse un paseíto por aquí no creo que sea ni medio normal. ¿Dónde está el respeto hacia el porcentaje de población atea o laica? No lo sé, pero cuando Gallardón pide tolerancia hacia los católicos, tiene que estar de cachondeo.
Práxedes Millán Erenas
No hay comentarios:
Publicar un comentario