Se acaba de descubrir que la maravilla tecnológica de Apple, el iPhone, es una especie de versión fashion del chip rastreador que llevaba Schwarzenegger dentro de la nariz en Desafío Total. ¡Acabáramos! Resulta que tanto el iPhone como el iPad con conexión 3G están programados para recibir, cada 15 minutos, un reporte acerca de la ubicación exacta del usuario dentro de la esfera terrestre.
Alasdair Allan y Pete Warde, dos investigadores sobre privacidad, son los que han perpetrado el hallazgo. Según sus declaraciones para The Guardian, resulta que, para colmo, los datos que se registran no están ni protegidos ni encriptados, y ambos investigadores afirman que cuando el dispositivo se conecta con el ordenador, la información se comparte. Vamos, que los usuarios de iPhone no van a tener narices de volver a ganar una partida al escondite en la vida.
Estamos, por tanto, ante una nueva vulneración de la intimidad y privacidad de las personas bastante serie. Esperemos que los responsables de Apple agachen el morro, pidan disculpas y se comprometan a pulsar el botón de autodestrucción para cada uno de esos chips demoníacos.
Práxedes Millán Erenas