miércoles, 16 de febrero de 2011

Recomendaciones televisivas: Anatomía de Grey


Anatomía de Grey es todo corazón. Todo emociones. Emociones magnificadas que traspasan la pantalla, que llegan a instalarse en tu propio pecho hasta que llegas a sentir como propias. Es un vistazo al alma, es abrir un hueco sobre la piel de una persona y asomarte para contemplar el interior. Es sentarte ante la pantalla y disfrutar, reír y llorar. Porque si hay una serie efectiva a la hora de hacerte saltar esas dos lagrimitas, esa es Anatomía de Grey. Historias personales en las que te involucras e implicas de forma visceral. Y es por eso por lo que no es simplemente otra serie de médicos. Ni una serie en la que todos se lían con todos. Ni una en la que lo único que importa son los escarceos amorosos de los protagonistas (estas han sido algunas de las críticas con las que más fuerza e injusticia ha sido atacada). El número de emo ciones y sentimientos que desprende cada capítulo es casi infinito, y aunque el amor tiene un papel muy importante en la serie (qué sería de Anatomía de Grey sin este sentimiento...), no es lo único ni lo más importante.

Cada capítulo comienza con un prólogo narrado por la protagonista, Meredith Grey, en el que expone sus propias reflexiones sobre la vida y la muerte, y sus aprendizajes sobre ambos aspectos a lo largo de toda la serie. Y es este otro de los aspectos que más fascinan de la serie: su protagonista. Meredith Grey es un personaje diferente, y más aún, una protagonista totalmente atípica. Es una mujer atormentada, oscura, incomprendida e incomprensible. Difícilmente, el espectador podrá encontrar algo con lo que identificarse con ella, difícilmente podrá entender sus acciones y sus reacciones, puesto que en más de una ocasión, la propia Meredith ha manifestado no entenderse a sí misma. Es un personaje arriesgado, y no en vano despierta antipatía entre muchos de los seguidores de la serie. Sin embargo, intentar conocer a esta doctora, intentar comprender su personalidad es uno de los estímulos más satisfactorios derivados del seguimiento de este programa.

Y he aquí el por qué no estamos en una serie de médicos al uso: todos los casos medicos son en realidad, una metáfora de lo que ocurriría si Grey se postrara sobre una de las camillas del hospital y el resto de doctores la abriera en canal y observara qué diablos ocurre ahí. Cada paciente materializa la emoción que Grey está sintiendo en ese capítulo (al principio este juego de espejos solía materializarse en la protagonista, en la actualidad se ha extendido a todos los personajes), de ellos aprende y apartir de ahí sus reflexiones comienzan a fraguarse, para terminar siendo transmitidas a modo de epílogo al final de cada capítulo.

Pero no todo en esta serie se limita a Meredith Grey. El Seattle Grace (hospital donde transcurre la acción) está pla gado de personajes entrañables e irritantes a partes casi iguales, originales y auténticcos, que seguro te van a enamorar.

Práxedes Millán Erenas

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